PUMINOTAS

Octubre 8, 2011. Archivado en categoría: Sin categoría

Planetas, más planetas

Nada menos que gracias a un telescopio buscador de planetas ubicado en el Observatorio La Silla, en la Región de Coquimbo en nuestro país, es que recientemente se hizo el increíble hallazgo de 50 nuevos planetas fuera del Sistema Solar.

Según Michel Mayor, el astrónomo que dirige al equipo a cargo del telescopio, esto es algo que ha superado todas las expectativas y que demuestra que cada vez se hacen más descubrimientos y con mayor rapidez.

De estos 50 planetas, se determinó que 16 califican como “Supertierras”. Así han denominado los astrónomos a los planetas externos al Sistema Solar y que poseen características similares al nuestro, tales como encontrarse muy cerca de la estrella que orbitan, como la Tierra respecto al Sol.

Más impresionante aún es el hecho de que una de estas 16 “Supertierras” descubiertas, ubicada a más de 36 años luz de nosotros, posee una masa estimada de 3,6 veces la masa de la Tierra y se encuentra en aquella estrecha zona alrededor de una estrella donde el agua podría estar presente en forma líquida si las condiciones fueran las apropiadas.

En otras palabras, se podría tratar un planeta donde tal vez, en unos años más, los expertos sean capaces de encontrar las primeras señales de vida extraterrestres.

Enormes moscas, gigantescas arañas y escorpiones de un metro de largo recorrían la Tierra hace 300 millones de años. Fósiles encontrados por paleontólogos dan cuenta que en el período Carbonífero, mucho antes de que aparecieran los primeros dinosaurios, la Tierra estaba plagada de insectos de una envergadura asombrosa.

Uno de estos increíbles insectos era la llamada Meganeura, una libélula descomunal, del tamaño de un halcón y con alas que alcanzaban casi un metro de largo. Como si esto no fuera suficiente para causarnos temor de sólo pensarlo, Meganeura era una depredadora. Esta enorme libélula era carnívora y se alimentaba de otros insectos e incluso de anfibios y reptiles, los que atrapaba con sus grandes mandíbulas.

Durante años, los científicos se preguntaron a qué se debió esto, pero, pese a la existencia de múltiples teorías, no lograban llegar a un acuerdo. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de Plymouth parece haber dado con la respuesta.

En el Carbonífero, nuestra Tierra era muy diferente a como la conocemos hoy. Estaba rodeada de una frondosa vegetación, vastos pantanos y selvas tropicales. Había pocos herbívoros en tierra firme, lo que permitió a las plantas crecer a sus anchas sin ser consumidas por otros animales. Este desarrollo de la vida vegetal provocó un aumento del contenido de oxígeno de la atmósfera, que alcanzó el 35% (hoy es de un 20%).

Esto hizo que los insectos, cuando se encontraban en estado de larvas en el agua, absorbieran estos altos niveles de oxígeno disueltos en el agua directamente a través de su piel. Según el estudio, es probable que, para regular y reducir la gran cantidad de oxígeno recibida, adquirieran un tamaño mayor.

Sea cual sea la razón, y afortunadamente para nosotros, estos gigantescos insectos dejaron de existir misteriosamente 50 millones de años después de haber aparecido sobre la Tierra.

Si, así es, el 12 de julio de este año el planeta Neptuno cumplió su primer año. Pero, ¿cómo es esto posible si este planeta se descubrió en 1846?

Neptuno es el cuarto planeta más grande del Sistema Solar. Es tan grande, que 58 Tierras cabrían en él. Además, tiene el clima más salvaje y extraño de todos, con enormes tormentas de vientos de hasta los 2000 km por hora. Por otra parte, es un planeta extremadamente frío, con una temperatura promedio de -212 °C bajo cero.

Los planetas se mueven en órbitas alrededor del Sol, lo que se conoce como traslación.  Mientras más cerca está un planeta del Sol, mayor es la influencia de la gravedad del Sol y más rápida es su traslación. Por ejemplo, Mercurio, el primer planeta, necesita 3 meses para dar una vuelta completa alrededor del Sol. La Tierra necesita 365 días, es decir, un año.

Pero Neptuno, el último planeta del Sistema Solar, está tan lejos (¡a más de 4000 millones de kilómetros del Sol!), que su traslación es extremadamente lenta: lo que a la Tierra le toma un año, Neptuno lo hace en 165 años.

Neptuno fue descubierto en septiembre de 1846 y este año se cumplen exactamente 165 años desde que eso ocurrió. Es decir, completó su primera vuelta alrededor del Sol desde que nosotros sabemos de su existencia, por lo tanto, podemos decir que cumplió ¡un año! Felicidades, Neptuno.

– Es imposible hundirse en el Mar Muerto.

– Si comieras muchas, pero muchas zanahorias, tu piel se pondría tan naranja como una de ellas.

– Debido al bajo nivel de gravedad y al no haber atmósfera, no se puede hablar en la superficie de la luna.

– Los rayos tienen tanta fuerza, que con la energía de uno solo de ellos podríamos mantener una ampolleta encendida durante tres meses.

– La temperatura más alta que se ha registrado en la historia fue nada menos que de 57 °C (grados Celsius), en Libia el año 1922.

– Hay lugares en el norte de nuestro país que son tan áridos, que con lo poco que llueve nos tomaría 100 años llenar una taza de café con agua lluvia.

– Una cucaracha puede sobrevivir sin su cabeza por nueve días. Al noveno día muere de hambre.

– Las pulgas pueden saltar hasta 350 veces el largo de su propio cuerpo, esto es como si un hombre cruzara toda una cancha de fútbol de un solo salto.

– El escarabajo bombardero, un pequeño insecto que habita en Inglaterra, cuando se siente amenazado, fabrica un químico explosivo que “dispara” a su enemigo. Este gas es altamente irritante y repugnante y alcanza una temperatura de 100 °C, produciendo un violento estallido cuando el escarabajo lo dispara directamente a la cara de su oponente.

– Las pupilas de las cabras son rectangulares.

– Las jirafas se limpian las orejas con su propia lengua.

Fuentes:

www.kids.nationalgeographic.com, www.nationalgeographic.com, www.usatoday.com, www.scienceray.com, www.foxnews.com.

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